Pasan los días tan rápido que apenas hay tiempo para saborearlos. La fecha del 21 de septiembre, inexorablemente señalada en el calendario, abre las puertas a nuevas y antiguas tareas, al tiempo que los rigores del verano dejan paso a un otoño fresquito que "es cuando se está bien", que es lo que se dice en frase hecha, aunque no del todo certera. Si eso es así ¿por qué todo el mundo se empeña en sufrir julios y agostos irredentos? Allá cada cual con sus historias y aficiones. Yo voy por la mía, que no es otra que la de llenar páginas del bendito “blog” con el que me divierto, Si alguien lo lee, bienvenido, si no, que cada uno acuda a sus deberes y aficiones, porque el verano se acabó.
La vida contemplada desde la sordoceguera. Experiencias, anécdotas y unas gotas de humor.