GENTES DEL CINE
UN TACAÑO DE PELÍCULA
Y lo fue. De hecho, cuando estaban atendiendo a Cary Grant, del derrabe cerebral que le causó la muerte, le encontraron en la muñeca una fina pulsera. No era de oro, ni de diamantes, sino un fino hilo que se había enrollado. Le servía para recordar la penuria y miseria vivida durante sus años de infancia en Inglaterra. Archibal Alexander Leach, que era su nombre, siempre llevó a gala su tacañería, desde que en los años veinte llegó a los Estados Unidos. El cambio de nombre y su buen hacer ante las cámaras le daría la fama, el estrellato y notables dividendos. Actor atractivo y elegante, de buena presencia, predilecto de Hichcoth, se distinguió tanto en el drama como en la comedia y dejó una huella profunda en la historia del cine. Pero en privado se dice que fue un tipo vanidoso, desagradable, tacaño a más no poder, que hacía alarde de su escasez pecuniaria ante sus incrédulos amigos y conocidos. En fin, que aunque lo que ha quedado de él son sus películas junto a las mejores actrices de su tiempo, como Mae West, Katarine Hepburn o Audrey Hepburn, parece que la fachada y pose del actor nunca se correspondieron con su verdadera personalidad. Ya se sabe, el cine es ficción.