UN LUDÓPATA EN LA CORTE
Hablando del juegos...
Si la ley sálica no hubiera existido abría reinado Isabel Clara Eugenia, hija predilecta de Felipe II e Isabel de Valois. Ella estaba más capacitada y de hecho se convirtió en secretaría de su padre, accediendo a muchos secretos de Estado. Pero era mujer y su destino fue otro: ser gobernadora en los Países Bajos. El que reinó fue Felipe III, hijo de Ana de Austria, aunque todas las tareas de gobierno las delegó en un oportunista que supo aprovechar las circunstancias. Fue el duque de Lerma, Francisco de Sandoval y Rojas, que se convirtió en el primer valido del rey. Cuanto ordenaba, manejaba o decía era ratificado por el monarca. Felipe III fue un ser abúlico, casi deficiente mental, cuya educación fue descuidada e interrumpida constantemente por sus problemas de salud. Se aplicó con ganas a los divertimentos como la danza, la música, la cría de caballos y las largas jornadas de caza. Pero lo más adictivo fue el juego de naipes, que provocó la pérdida de grandes sumas de dinero, mientras los reinos se iban a la deriva sin control. Murió en 1621 a los 42 años de unas fiebres causadas por una infección en la dermis tras un reinado "sin ganas".