ERNEST HEMINGWAY
La mala visión de un nobel.
Honda huella dejó en su deambular por la vida. De una personalidad difícil Hemingway no veía bien y con el tiempo perdería audición en el oído izquierdo. De hecho no fue reclutado por la fuerza militar de EE.UU, debido a un defecto en el ojo izquierdo. Se convirtió en chofer de ambulancias en Francia y en Italia. Era la I Guerra Mundia y fue herido por metralla y balas que le destrozaron la rodilla derecha cuando llevaba a un moribundo a sus espaldas. Le salvó la vida. Recuperándose en un hospital de Milán, estuvo a punto de que le amputaran la pierna, pero una enfermera lo impidió. De aquella experiencia nacería su novela "Adiós a las armas". La mala vista le llevó por muchos derroteros, Su estilo periodístico era sencillo, flexible y novedoso, a pesar de las contumaces críticas de los doctos literatos y periodistas. El influyente escritor Sherwood Anderson, le instó a ir a París, donde conocería a Gertrude Stein o Ezra Pound. Éste último le ayudaría en sus primeras publicaciones de cuentos y poemas, no exentos de fracasos y con algún que otro éxito. Se fue alejando del periodismo, que le había permitido asistir a acontecimientos importantes nutriendo artículos y reportajes publicados en las revistas para las que trabajaba. La caza, la pesca, y el buen beber, además de los viajes, fueron algunas de sus aficiones más conocidas. Visitó la España enfrentada y caduca y conoció el mundo de los toros. Años después recibió el Nobel por "El viejo y el mar", "me han concedido el premio porque no hay palabrotas" dijo ante tamaño reconocimiento.