MODIGLIANI: LAS FALSIFICACIONES
A día de hoy, pocos coleccionistas tendrán obras auténticas de este bohemio seductor que murió a los 35 años. Tener un Modigliani, es tener un valor seguro sea falso o no. Resulta curioso ¿no? Sin embargo, este artista nacido en Livorno, firmó entre 300 y 400 originales entre esculturas, robando los materiales cuando le entraba el frenesí, y pinturas cuando dejó de esculpir. Su técnica nació de sus andares por Florencia y Venecia, antes de afincarse en París. Allí, a los 21 años, desembarcó en el barrio de Montparnasse para conocer a la flor y nata de la bohemia. Su vida se convirtió en una vorágine de alcohol y hachís, aunque nunca dejó sus quehaceres artísticos en cafés de renombre o en los peores tugurios. Enfermo, se refugió con sus obras, sus botellas de vino vacías y latas de sardinas junto su compañera inseparable Jeanne Hébuterne. Malvivían vendiendo a cinco francos sus creaciones. Solo a su muerte se empieza a valorar su firma mientras proliferan las falsificaciones. Por eso, muchos que se creen en posesión de un Modigliani (importa nombre no la obra) no se atreven a mostrarlo a los expertos. La vida es injusta.