UN NUEVO PRESIDENTE DE EE.UU
¡Vaya transmisión televisiva!
¡Como corre el tiempo! El pasado miércoles, con medidas de seguridad inéditas, se llevó a cabo el juramento de los nuevos mandatarios de los EEUU. Todo el espacio se convirtió en un bunker. Washington, donde tenían lugar los acontecimientos, estaba completamente cerrado. Kamala Harris se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo de vicepresidenta (vamos avanzando), y Biden en el 46 presidente del país. La costumbre se rompió con la ausencia de Trump, que ignoró un rito de 150 años, y la ceremonia ensombreció la habitual eficacia de los medios informativos que, en algunos casos "de los que no quiero acordarme", estuvieron sencillamente desastrosos. Los presentadores no dejaron de hablar en los instantes más solemnes ni tan siquiera en las melodías interpretadas por famosos cantantes. Nos dio la impresión de que nadie se había preparado un guion, por sencillo que fuera, sobre el desarrollo del acto y tan solo una minoría de extra-famosos gozó del privilegio de que la mencionaran. Salían poetas, eclesiásticos, jueces, mandatarios, rostros de primer nivel, a quienes para más "inri" nadie identificó ni escuchó. Así que nos quedamos con las ganas de divertirnos con un gran espectáculo político. El cesante estaría de excelente humor, si es que su meollo fuera capaz de entender estas sutilezas.