"VEO MENOS QUE UN MURCIÉLAGO"
John Christopher Depp
La vida contemplada desde la sordoceguera. Experiencias, anécdotas y unas gotas de humor.
GUY FAWKES
Horrores y fiestas
En los primeros días de noviembre, se celebra desde hace siglos un ritual simbólico: la quema de una figura. Representa a un personaje real, que existió allá por el siglo XVII. Su nombre era Guy Fawkes. No fue líder, pero sí destacó como un espía eficaz en el grupo llamado "Conspiración de la Pólvora". Era un veterano de las guerras entre protestantes y católicos en los Países Bajos, lo que determinó sus acciones. En Londres se planteó atentar contra el rey Jacobo I, pero alguien de la nobleza recibió una carta anónima y avisó a las autoridades. Fawkes, protegido por el sombrero y la máscara, estaba ultimando los preparativos en un edificio cercano a las casas del Parlamento cuando fue arrestado. Entre horribles torturas acabó cantando. Desde entonces, se celebra el acontecimiento, para algunos porque se abortó el atentado y para otros en homenaje a Fawkes por enfrentarse al poder establecido. De estos hechos proceden las máscaras de "Anonymus" y la película "V de Vendetta". Guy no pudo ni imaginar lo que el futuro depararía al recuerdo de su atroz muerte,
LA LEYENDA DE LA ZANAHORIA NARANJA
Se viene considerado que esta hortaliza común, tiene su color característico en homenaje a Guillermo de Orange-Nassau, personaje clave en la rebelión contra la autoridad de Felipe II. El Habsburgo, a la muerte de su padre Carlos V, heredó los extensos territorios del Sacro Imperio Romano-Germánico. Al contrario que su antecesor, Felipe II fue menos viajero y optó por gobernar desde su gabinete. Eso hizo que la lealtad se rompiera y el descontento condujera a la rebelión de los Países Bajos, conducida por el de Orange. Sin embargo la zanahoria vino de Asia luciendo un característico color morado. Siglos después, a través de los árabes y la conquista de América, los cultivos en la Península Ibérica multiplicaron las variedades; blancas, amarillentas o naranjas, que se exportaron a toda Europa. No fueron, pues, los holandeses quienes cultivaron la variedad con el color de su lucha por la independencia. Para eso ya tenían las naranjas, que además de por su nombre y color albergaban incluso la posibilidad de utilizarlas como proyectiles de batalla, una forma como cualquier otra de endulzar la insensatez de la guerra.
UN PERRO EN EL AUTOBÚS
LA SEGUNDA SINFONÍA DE MAHLER Y EL MÁS ALLÁ
En muchos países se da por estos días, de muy distintas formas y maneras, culto a los muertos. La cosa viene de muy lejos, tanto que se remonta a la prehistoria. Por aquí, la festividad de "Todos los santos" reúne a miles de personas en los cementerios, hace florecer (nunca mejor dicho) un activo comercio de plantas y se remata la conmemoración, a la hora del postre, con los típicos "huesos de santo". Como los comensales han de ser forzosamente pocos, por aquello de la pandemia, y con casi todo cerrado en la calle, es de prever que las conversaciones se prolonguen y surjan curiosidades y anécdotas como la que voy a referirles. El músico Mahler, con mucho esfuerzo, ahínco e inseguridad iba componiendo su segunda sinfonía titulada "Ritos fúnebres". Cierto día, fue a enseñar su nueva partitura a Hans von Bylow, que de amable no tenía nada. Al interfecto le pareció que no era buena y no valía para nada, así que Mahler archivó el proyecto. Poco tiempo después, el feroz crítico murió, y durante el funeral, el músico percibió la musicalidad de las estrofas del poema "Resurrección",del poeta alemán Kosplospt. La conmoción fue tan grande que decidió seguir con su composición, cambiando matices y añadiendo nuevas ideas. El éxito fue rotundo y tras terminar el concierto en Moscú, se le acercó una anciana condesa para preguntarle "cómo se viajaba al más allá". Mahler se quedó aturdido no supo qué contestar. El viejo título le había traicionado, porque la nueva obra era un “canto a la alegría de la vida".