jueves, 30 de julio de 2020

SORDO Y CON ESCASA VISIÓN

CARLO VAN VECHTEN

Fue una destacada figura del siglo XX en los Estados Unidos. Nacido en un pueblo de Iowa, donde difícilmente se podían tener ambiciones, enseguida llamó la atención su forma de ser. Prefería leer y escuchar a Beethoven, que seguir los caminos trillados de la infancia. Pronto se fue a vivir a Nueva York, donde pudo desarrollar muchas de sus inclinaciones. Escribió artículos que publicó en revistas de la época como "Vanity Fair" y novelas con las que alcanzó fama, codeándose con literatos emergentes. Fue un notable musicólogo, cultivó la fotografía y por su estudio pasaron numerosas figuras de su tiempo, desde actores de cine a escritores y cantantes. Cansando de la fotografía, porque la visión le comenzaba a dar serios problemas, se pasó al cine. Llevaba también audífonos y, con cierto pudor, se los ponía cuando se apagaban las luces de las salas de proyección. No le gustaban los 'films' en inglés porque no los podía seguir y se decantaba por los subtítulos. Su vida fue muy ajetreada, se casó dos veces, estuvo en la cárcel por no pagar la pensión a su primera mujer, se relacionó con hombres, participó en fiestas de la época, se carteó con Gertrude Stein y además hizo de mediador, no exento de polémica, entre blancos y negros (Renacimiento de Harlem). Murió en los años sesenta, siendo sus cenizas esparcidas en el Central Park de Nueva York. ¿Importaron mucho sus escasas condiciones físicas?

sábado, 25 de julio de 2020

GENTE DEL CINE

ANJELICA HUSTON


Esta famosa actriz es hija del director de cine John Huston, autor de memorables películas. Hombre de carácter inconstante, tuvo muchas pasiones: boxeador, coleccionista, periodista... Pasaba el mes de julio, de hace casi setenta años, cuando rodaba  "La reina de África", una espléndida película con Humphrey Bogart y Katharina Hepburn como protagonistas. La filmación debió de ser complicada, en el Nilo, con un calor insoportable, plagas de mosquitos y, para colmo, agua en mal estado. Parte del equipo enfermó, menos Bogart y Huston, aficionados a 'otras aguas' con las que se libraron. El caso es que al director le llegó un mensaje, que una vez leído se metió en el bolsillo. Como no había móviles ni nada por el estilo, el pobre mensajero tuvo que hacer un largo recorrido de tres días por el Congo, descalzo, para llegar al destinatario. Hepburn, extrañada, le preguntó qué contenía el papel, a lo que Huston contestó lacónicamente "Es una niña, se llamará Anjélica". Y desde aquel momento la sombra y la influencia del padre permanecieron como una constante en su también famosa vida.

miércoles, 15 de julio de 2020

NO SIN MI BOLSO

MARGARET TATCHER

Ya saben ustedes que dedicamos unas líneas, de vez en cuando, a los fieles acompañantes de personajes ilustres y famosos, sean objetos o mascotas. Por eso nos hoy ocuparemos de un célebre bolso de mano. Hace cuarenta años que entró en Downing Street una desconocida mujer. Era la primera vez en la historia de la política británica, que una dama se convertía en primera ministra. Nadie ignora ahora el fuerte carácter y personalidad de Margaret Tatcher. Se lo tuvo que labrar en un mundo regentado y dictado por la presencia masculina. Incluso tuvo que cambiar de voz, para que sonara más grave. Su trayectoria política (en el ala conservadora), no estuvo exenta de polémica, tanto fuera como dentro del país, y se la denominó "la Dama de Hierro". Tan contumaz era, que difícilmente se dejaba llevar la contraría, manteniendo su visión política hasta las últimas consecuencias. Parecía imposible que alguien la pudiera reemplazar, de ahí que se mantuvo sus buenos diez años al pie del cañón. Testigo de su agitada trayectoria fue un bolso de piel de lagarto que siempre llevaba colgado del brazo o guardado con mimo en una silla al lado. A saber qué llevaría dentro: algún pañuelo de batista o quizás unos peniques por si tenía que llamar urgentemente por teléfono en alguna cabina. Su bolso fue muchas veces su arma psicológica de defensa, con el que abordó no pocos momentos difíciles y alguna situación comprometida. Se dice que en cierta ocasión le atizó con él a uno de sus colaboradores en la coronilla, sin que llegara la sangre al río, claro. En fin, un bolso mágico para guardar quizás un buen número de historias y anécdotas.

AÑOS TERRIBLES

EL CENTENARIO DE UNA GENERACIÓN PERDIDA


Un buen día, allá por los años veinte, en París, Gertrude Stein tenía que llevar su flamante Ford al taller. Stein era de origen judío, nacida en Pitssburg (EE.UU). Era una mujer nada convencional para la época. Se cuenta que le gustaba peinarse con flequillo y calzar sandalias de emperador romano. En 1903 se trasladó a Francia, instalándose en la capital, con su hermano Leo. Cuatro años después conocería a Alice B. Toklas, con la que viviría hasta su muerte, fue su silenciosa sombra. Junto a Leo inauguró un Salón (El Salón Stein) en la 27 rue de Fleurus (todavía se conserva la placa) en el que se congregaban artistas, escritores o coleccionistas de vanguardia. A parte de escribir artículos, novela o poesía era una gran coleccionista de arte modernista o contemporáneo. Tenía buen ojo para ello. No le entusiasmó el arreglo de su vehículo por un joven mecánico al que todavía le costaba adaptarse al mundo real tras participar como otros miles y miles en la Primera Guerra Mundial. Por eso, en una conversación con Hemingway, amigo por entonces, le comentó que pertenecía a una generación pérdida. Desde entonces el término se aplica a los escritores y artistas que en mayor o menor medida participaron en la contienda y sufrieron sus secuelas.

domingo, 12 de julio de 2020

EN EL EXILIO

LA BRUJA

Sinaída Gippius fue una poetisa de origen ruso. Nació en 1869 en Beliov. Casó con otro célebre poeta, Dmitri Merezhkovski, y ambos convivieron casi medio siglo. En la casa Muruzi crearon un importante salón literario, donde se reunía lo más granado de la cultura rusa del siglo XIX. A Sinaída le gustaba vestir con trajes de hombre, tal como aparece en los retratos que se han conservado de ella, sin embargo no desdeñaba ponerse elegantes vestidos, cuando la ocasión lo requería. Para algunos fue considerada "la musa del cambio del siglo", pero a Lev Tolstoi le desconcertaba, dando en llamarle "La Bruja". Gippius cultivó la novela, el cuento y la crítica literaria, con salón y tertulia propios en San Petersburgo. Con su marido estaba en contra del imperialismo de los zares, pero tampoco de acuerdo con el ascenso de los Bolcheviques, tomando la decisión de exiliarse. El lugar elegido fue Francia, concretamente París, donde abrirían un nuevo salón que reunió a numerosos refugiados huidos de Rusia. Allí siguió cultivando la poesía, con tendencia al simbolismo y matices místicos.

miércoles, 8 de julio de 2020

MAL VISTO

LA MANO IZQUIERDA DE ANNE BOLEYN


Utilizar la mano izquierda en vez de la derecha, ha estado siempre en el punto de mira de todas las culturas. Aún hoy sigue estando demonizado o es signo de pecado. Si usamos las dos piernas, lo más lógico y natural hubiera sido aprender a emplear las dos manos y problema resuelto. Pero no, a alguien se le ocurrió la estúpida idea de que la mano izquierda era la genuina representante del lado oscuro, para desgracia de quienes durante los siglos pasados tuvieron la singularidad de ser zurdos. Les contaré un hecho curioso sobre lo que podía suponer una circunstancia  parecida en la corte de los Tudor. Ya saben que Enrique VIII se encaprichó de la dama de compañía de su esposa Catalina, Anne Boleyn. Era una mujer instruida e inteligente, educada en las cortes de Francia e Italia en eso que llamamos "saber estar". Pero tenía un defecto: en su mano izquierda, se le formaron cinco dedos y uno y medio más, en una especie de pequeño muñón. Hoy no tendría la mínima importancia; incluso habría una fácil solución quirúrgica. Pero en aquellos desgraciados tiempos, descubrirlo hubiera sido considerado signo de brujería. Consciente de ello, cuando andaba por la corte, donde las habladurías e intrigas eran el pan de cada día, siempre se preocupó de esconder su secreto con las vestes y mangas largas abullonadas. Lástima que no pudiera hacerlo con su coronada cabeza.

domingo, 5 de julio de 2020

SÍ, PERO NO

¡A VER SI SE CALLAN!, ¡PSSSSCH!

Voy a contarles otra anécdota musical, en este caso sobre Héctor Berlioz y su sinfonía Fantástica op 14. Preparada la orquesta, el programador de los conciertos dio unas explicaciones a la concurrencia, para que no se produjera el frecuente signo de incultura musical aplaudiendo en los momentos más inoportunos. El público pareció entender todo eso de las pausas entre movimientos y silencios, pero no fue así. Justo a mitad de concierto se oyeron unos tímidos aplausos acallados por los entendidos con los habituales ¡sssshhhh!, mientras la música fluía sin cesar. Por cierto, que la célebre sinfonía fue dedicada a una actriz de la que el músico estaba enamorado perdidamente. Dicha actriz, cuyo nombre era Harriet Smithson, se había especializado en papeles de teatro de Shakespeare y rechazó el amor y las cartas pasionales del artista francés que, curiosamente, no estaba destinado a ser músico, sino médico como su padre. Berlioz no pudo soportar las carnicerías y los palos de ciego de la medicina de la época y, literalmente, huyó. Se apuntó al Conservatorio de París y allí nació el gran hombre y el artista genial.

jueves, 2 de julio de 2020

FUE TAL DÍA COMO HOY

 "ME VOY CON GLORIA"


Cuentan que James Stewart pronunció  esta frase el fatídico dos julio en que murió. Gloria fue el gran amor de su vida, mantenido firme durante más de cuatro décadas compartidas con sus gemelas y los hijos de un anterior matrimonio de ella. Él había sido una celebridad del Hollywood clásico. Venía de una familia presbiteriana que no comprendió que su hijo decidiera marchar con un grupo de teatro a Nueva York, donde conocería a Henry Fonda. La  oposición de su padre, que lo tenía como modelo de hijo y que deseaba que continuara el negocio de la ferretería, no pudo con su vocación de actor. Era un tipo tímido, inseguro, que balbuceaba, pero la Metro-Goldwyn-Mayer vio en él un indudable talento y le contrató. Los papeles importantes vendrían poco a poco y, finalmente, el Oscar. En la Segunda Guerra Mundial, quiso alistarse como piloto de cazabombarderos, deseo que a duras penas consiguió, por su extrema delgadez. Héroe de guerra, le quedaron traumas que supo silenciar. Frank Cappa lo llamó para "Que bello es vivir" y todo volvió a su cauce. Hichtcook dijo de él "que nunca podría hacer de asesino", pero le dio papeles estelares en los que volcó su alma torturada. El cine y los negocios llenaron el resto de su vida. Con el tiempo se fue quedando sordo y apartado del trabajo, pero su celebridad resulta esencial para comprender la historia del cine.