miércoles, 15 de julio de 2020

NO SIN MI BOLSO

MARGARET TATCHER

Ya saben ustedes que dedicamos unas líneas, de vez en cuando, a los fieles acompañantes de personajes ilustres y famosos, sean objetos o mascotas. Por eso nos hoy ocuparemos de un célebre bolso de mano. Hace cuarenta años que entró en Downing Street una desconocida mujer. Era la primera vez en la historia de la política británica, que una dama se convertía en primera ministra. Nadie ignora ahora el fuerte carácter y personalidad de Margaret Tatcher. Se lo tuvo que labrar en un mundo regentado y dictado por la presencia masculina. Incluso tuvo que cambiar de voz, para que sonara más grave. Su trayectoria política (en el ala conservadora), no estuvo exenta de polémica, tanto fuera como dentro del país, y se la denominó "la Dama de Hierro". Tan contumaz era, que difícilmente se dejaba llevar la contraría, manteniendo su visión política hasta las últimas consecuencias. Parecía imposible que alguien la pudiera reemplazar, de ahí que se mantuvo sus buenos diez años al pie del cañón. Testigo de su agitada trayectoria fue un bolso de piel de lagarto que siempre llevaba colgado del brazo o guardado con mimo en una silla al lado. A saber qué llevaría dentro: algún pañuelo de batista o quizás unos peniques por si tenía que llamar urgentemente por teléfono en alguna cabina. Su bolso fue muchas veces su arma psicológica de defensa, con el que abordó no pocos momentos difíciles y alguna situación comprometida. Se dice que en cierta ocasión le atizó con él a uno de sus colaboradores en la coronilla, sin que llegara la sangre al río, claro. En fin, un bolso mágico para guardar quizás un buen número de historias y anécdotas.