miércoles, 15 de julio de 2020

AÑOS TERRIBLES

EL CENTENARIO DE UNA GENERACIÓN PERDIDA


Un buen día, allá por los años veinte, en París, Gertrude Stein tenía que llevar su flamante Ford al taller. Stein era de origen judío, nacida en Pitssburg (EE.UU). Era una mujer nada convencional para la época. Se cuenta que le gustaba peinarse con flequillo y calzar sandalias de emperador romano. En 1903 se trasladó a Francia, instalándose en la capital, con su hermano Leo. Cuatro años después conocería a Alice B. Toklas, con la que viviría hasta su muerte, fue su silenciosa sombra. Junto a Leo inauguró un Salón (El Salón Stein) en la 27 rue de Fleurus (todavía se conserva la placa) en el que se congregaban artistas, escritores o coleccionistas de vanguardia. A parte de escribir artículos, novela o poesía era una gran coleccionista de arte modernista o contemporáneo. Tenía buen ojo para ello. No le entusiasmó el arreglo de su vehículo por un joven mecánico al que todavía le costaba adaptarse al mundo real tras participar como otros miles y miles en la Primera Guerra Mundial. Por eso, en una conversación con Hemingway, amigo por entonces, le comentó que pertenecía a una generación pérdida. Desde entonces el término se aplica a los escritores y artistas que en mayor o menor medida participaron en la contienda y sufrieron sus secuelas.