lunes, 21 de junio de 2021

60 AÑOS DE VIRIDIANA

La actriz que participaba en la cinta (Silvia Pinal), tuvo la sensatez de mandar una copia a México. En aquel  momento el país y la España franquista no tenían relaciones diplomáticas ni amistosas. Si no hubiera sido por esa iniciativa, la película no existiría ni quizás sabríamos nada de ella. Sin que pudiera verlo nadie, in extremis, consiguió llegar también, metida entre montones de capotes de torero y a través de la mano del hijo de Buñuel, al Festival de Cannes. Ganó el premio compartido con otra película. Los mandamases, convertidos al nuevo credo cinematográfico se apuntaron al éxito y decidieron enviar a recogerlo al  director general de cinematografía, pero el Vaticano terció y el franquismo siempre obediente fulminó el tema. Buñuel, cuando regresó a España, sabía donde se metía al pretender realizar el film. Sorteando las censuras, hizo un guion aparente, aunque a la hora de la verdad  prácticamente no cambio nada. Con un final un tanto ambiguo consiguió dar un buen bofetón al régimen. Hoy es película de culto.